martes, 14 de octubre de 2014

LAS DOS CARAS DEL FOTOPERIODISMO

¿Qué somos capaces de hacer por una foto?, ¿que buscamos con esa foto? ¿reconocimiento personal, o remover conciencias?, y la pregunta mas común: si el fotógrafo tiene la oportunidad de ayudar a esas personas, ¿por qué no lo hace?, ¿podría cambiar algo?. Pero para abordar este tema, primero quiero plantear la otra cara de la fotografía de guerra: en lugar de mirar lo que está delante del objetivo, vamos a pensar en quien está detrás. ¿qué razones le llevan a dedicarse al fotoperiodismo de guerra, a abandonar todas las comodidades del mundo que nos rodea, y sumergirse completamente en este ambiente?

Hay distintas opiniones. Personalmente tengo claro que para ser fotoperiodista de guerra necesitas vocación, tener ganas de mostrar al mundo lo que sucede en otros lugares menos favorecidos o en zonas de conflicto, porque nadie aguanta ni físicamente, ni sobre todo psicológicamente esas condiciones por obligación. Sobre todo  necesitas valor, valor para dejar tu casa, familia y amigos. Valor para arriesgar tu vida por contar al mundo lo que está pasando, y ponerte para ello en primera línea en un conflicto armado, zonas de catástrofes, hambrunas o enfermedades. Y esto me lleva a hacerme otra pregunta, ¿que se obtiene a cambio? es decir, ¿que gratificación personal encuentras en todo esto que te anime a continuar en esta profesión?

 Quiero pensar que el hecho de que  el mundo conozca lo que ocurre a través de tu cámara, ya es una gratificación en sí misma. Y si con esa foto consigues cambiar algo, o ayudar en algo por poco que sea a la gente que está delante del objetivo, es mucho mayor aún. ¿pero consiguen estas fotografías ese efecto? ¿o ya estamos en cierta manera inmunizados, debido a la cantidad de ellas que ocupan los medios de comunicación diariamente?  
Mike Wells. Uganda, 1980
Eddie Adams. Saigón 1968


Nick Ut. Vietnam, 1972

Kevin Carter. Sudán, 1994

Emilio Morenatti. Pakistan, 2008

Samuel Aranda. Sierra Leona, 2014
Volviendo al principio de esta reflexión, personalmente llego a la conclusión de que hace mucho mas  la difusión de estás fotografías, que lo que pueda hacer por estas personas el fotógrafo en ese momento, en muchos casos nada. Como dijo Eddie Adams "El coronel asesinó al preso, y yo asesiné al coronel con mi cámara".

En vez de plantearnos la ética de estas fotografías y la de los fotógrafos, creo que deberíamos plantearnos porqué siguen ocurriendo los hechos que vemos en las fotos. ¿Dinero?, ¿Interés? y sobre todo ¿A quién benefician? ¿Quién gana con todo esto?